jueves, 7 de mayo de 2009

Señores pasajeros, damas y caballeros disculpe que venga a interrumpir su lindo viaje…cuanto le vale cuanto le cuesta...



Señores pasajeros, damas y caballeros…esas son palabras que forman una frase que es común escuchar en una combi. También podemos escuchar la frase que suelen usar algunas señoras o señores, “mi hijo, mi hija, mi esposa, o hasta incluso, yo estoy enfermo”, algunas personas asustadas se tapan la boca pensando que tienen alguna enfermedad contagiosa que puede matarlos, y hasta insultan a los boleteros porque dejan subir a esa gente.
Algunos con sus caramelos, otros con sus cantos, desafinados pero algo es algo para llevar el pan a la mesa, otros son capases hasta de hacer imitaciones. Aunque hay algunos que solo buscan contar una buena historia para que sea creíble y tenga la gente pena y lastima hacia ellos y les de mas dinero.
Los cánticos religiosos, o el famoso e infaltable arbolito, el poco a poco, y muchas canciones que marcaron en diferentes épocas
Caramelos, chicles, gomitas, las riquísimas e inigualables chaplin, y muchas golosinas mas que son básicas para este tipo de negocio.
Algunos con la oferta del lapicero, la regla, el corrector, el lapicero, todo por un sol, uno que otro le llama la atención la oferta y compra.
Otros no muy gratos de que el público en la combi no les compre los productos que fatigosamente han subido a venderles, gritan, hasta en algunas ocasiones se atreven a insultar, a decir que porque no tienen compasión, claro como ellos no tienen necesidades y pueden conseguir dinero de alguna u otra manera fácil.
Tratan de obligarte de alguna u otra manera que les compres, ya desesperados, con el no bien puesto. Aunque algunas personas por lastima tienen que acceder.
Algunas madres que si se les puede llamar así, usan a sus bebes como objeto de lastima para que les den dinero, aparte de vender sus variados caramelos. Esas cosas solo pasan en Perú. Aunque usted no lo crea de ripley, hasta alquilan a la criatura o los dopan o los hacen llorar de alguna u otra manera.
Todos unos personajes, que suben de cuadra en cuadra de paradero en paradero, de avenida en avenida. Cada uno con historias diferentes, verdaderas, falsas, uno no sabe pero siempre se usa el ingenio para que creamos lo que dicen.
Al final de cuentas, preferible es que estén vendiendo y hasta inventando las historias, que robando en una esquina alguna cartera o celular.

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